Evitar la pérdida de clientes por malos olores en hoteles puede ser algo más frecuente de lo que crees. Los malos olores en hoteles constituyen un serio problema éstos y, por lo tanto, su falta de control se traduce en una preocupación constante para sus gestores y personal de limpieza.
En última instancia, la problemática de tener malos olores en el hotel acaba provocando una clara insatisfacción de clientes, quejas constantes y con la consiguiente pérdida de cifra de negocio, tanto a corto como a largo plazo.
Malos olores en hoteles
Las pestilencias pueden ser de muy distinto tipo y proceder de focos también realmente dispares. Igualmente, estas diferentes particularidades ocasionan perjuicios variados, que pueden afectar a la satisfacción y, por lo tanto, también a la fidelización.
Desde un punto de vista más amplio, ese descontento acaba dañando a la imagen del hotel de un modo importante. No en vano, actualmente vivimos inmersos en la era digital, y las recomendaciones o críticas marcan en buena medida la buena marcha de los servicios.
Las opiniones vertidas sobre hoteles son de las más consultadas en la red, con lo que cuidar este aspecto tiene una gran relevancia de cara a conseguir un marketing gratuito que resulte beneficioso.
Muy al contrario, los malos olores restan muchos puntos al establecimiento, en cuyo caso, obviamente, debemos esperar una mala publicidad del mismo,con lo que ello conlleva. Entre otras razones, porque los hedores e incluso los olores simplemente molestos se relacionan con un deficiente servicio. Las malas sensaciones olfativas, por otra parte, son difíciles de olvidar, y quedan en la memoria, actuando de disuasores a la hora de volver a elegir el mismo hotel.
Incluso si los olores fueron algo esporádico o circunstancial, será muy difícil, por no decir imposible, convencer de ello. Es más, por mucho que intentemos ofrecer una imagen impoluta del hotel, en cualquier momento puede volver a llegar el problema de improviso, y entonces además perderíamos credibilidad.
Por lo tanto, solo si realmente logramos acabar con el problema de forma integral y definitiva será posible decir adiós para siempre tanto a las pestilencias como a la mala imagen aparejada.
Un problema con mil caras
El objetivo está claro, pero habitualmente abordarlo resulta complejo. Sobre todo, porque se requiere identificar bien los focos y buscar soluciones para todos ellos. Además, éstas han de ser lo más eficientes posibles, incluyendo los conceptos de eficacia, automatización, salubridad y mínimo gasto energético.
En primer lugar, es esencial hacer un análisis de la situación para establecer la mejor estrategia. Es fácil imaginar que los malos olores pueden ser un problema en un hotel, en cualquier estancia, incluyendo el mismo hall, aseos, restaurantes, cocinas, habitaciones de almacenaje de alimentos o de cualquier otro tipo de productos u objetos.
Es más, incluso las estancias vacías son susceptibles de ser fuente de pestilencias. Sin ir más lejos, podrían proceder de las humedades en paredes, suelos o techos, de una deficiente ventilación o, por ejemplo, ser consecuencia de averías que propaguen pestilencias desde las mismas tuberías o desagües o incluso por los conductos del aire acondicionado.
Prácticamente cualquier problema de olores en el hotel puede suponer un perjuicio para el cliente, ya sea de forma directa o indirecta. Y ello, lógicamente, acabará por provocar su descontento y pérdida, en muchos casos inmediata, medie o no una reclamación. De hecho, lo más frecuente es que saque sus propias conclusiones y decida no volver a consecuencia de esos inconvenientes que le han impedido disfrutar de una estancia agradable.
Entre ellos, lógicamente, los malos olores que derivan en una sensación de disconfort y, a su vez, trasladan la idea de insalubridad y falta de higiene. Una percepción que puede obedecer a problemas de olores que vengan de los puntos críticos, como son las habitaciones, los aseos, la calle o, por ejemplo, la cocina y restaurante del hotel.
La desinfección ambiental, así pues, pueden abarcar un sinfín de aspectos. De hecho, esta variedad es una de las principales dificultades a la hora de combatirlos de modo eficiente. Y es que en la práctica la casiústica es tan variada como podamos imaginar, por lo que mantener el control de las pestilencias significa atender a cada situación de forma particular.
La estrategia, por lo tanto, debe ser general, es decir, integrar todo posible foco de pestilencias para evitar su descontrol. Se trata de un problema complejo, que requiere análisis particulares para sacar el mayor partido de los métodos que utilicemos. Idealmente, por su versatilidad, facilidad de uso y automatismo, la tecnología del ozono se revela como la solución más eficiente que existe en el mercado.
Prevención y erradicación de malos olores en hoteles con ozono
Ante un panorama tan variopinto y complicado se imponen las soluciones sencillas. En la práctica, evitar la pérdida de clientes por malos olores en hoteles implica una sola cosa: acabar con ellos o, aún mejor, prevenirlos.
Hacer lo primero, lo segundo o ambas cosas es lo único que debemos lograr. Parece fácil, pero no lo es. De otro modo, el problema no existiría. De hecho, cuando se intentan camuflar los olores recurriendo a ambientadores o limpiadores, ambas soluciones químicas, se acaba por enrarecer todavía más la atmósfera.
La única solución completa que podemos encontrar es el ozono. Establecer un plan de acción inteligente nos facilitará mucho las cosas a la hora de conseguir soluciones verdaderamente infalibles, en resumidas cuentas, hoteles saludables.
Entre otras muchas opciones, en los hoteles serán de gran utilidad los cañones de ozono y los generadores de ozono para tratar tejidos (ambos portátiles), los purificadores de aire -incluyen el ozono, filtros de alto rendimiento, iones y rayos ultravioleta-, los ozonizadores para los aseos o, por ejemplo, los generadores para los extractores de humo.
Todos ellos son equipos capaces de desodorizar en profundidad mediante la aplicación de la tecnología del ozono, con la gran ventaja de desodorizar gracias a una profunda desinfección. Y de forma respetuosa, sin dejar residuos de ningún tipo, pues el ozono se convierte en oxígeno una vez ha finalizado el tratamiento.
El resultado será un entorno idóneo, en el que dará gusto respirar, incluyendo atmósferas y superficies de todo tipo con las que entre en contacto. En definitiva, conseguiremos en cualquier punto crítico del hotel un hábitat saludable sin contaminantes orgánicos ni tampoco polución inorgánica, olores, compuestos ni partículas nocivas, (entre otras, las derivadas del tabaco), patógenos, alérgenos, hongos ni bacterias en muebles (sillas, sillones…), textiles (colchas, cortinas…), paredes, techos o suelos.
Además, sujetándonos a normativas y con todas las garantías, pues se llevan a cabo controles microbiológicos periódicos en todas las zonas críticas, con el respectivo certificado oficial de desinfección por habitación.
Sigue el siguientes enlace para ver la solución para desinfectar y eliminar olores en hoteles con ozono.