Como alimentos perecederos que son, las frutas tienen una vida útil muy corta, cuya duración depende en gran medida de las mejores o peores condiciones de conservación.
Una conservación deficiente provoca la proliferación de microorganismos que aceleran su descomposición y putrefacción. Por contra, un adecuado almacenaje alarga la frescura de la fruta y garantiza unos niveles higiénico sanitarios correctos. ¿Pero, cómo lograr las condiciones idóneas para conservar la fruta de la mejor manera posible? La tecnología del ozono es un método factible e infalible para cumplir este difícil objetivo.
Como es sabido, la refrigeración no basta para frenar la proliferación de microorganismos en la superficie de los alimentos, y en el caso de las frutas también se cumple esta misma ley.
Hemos de recurrir a los generadores de ozono para conseguir nuestro propósito.
El poder desinfectante de este gas natural, una clase de oxígeno, actúa de forma rápida y continuada en el interior de las cámaras frigoríficas con gran eficacia.
El ozono actúa sin dejar residuos, de forma inocua para la salud humana y mejorando el producto por dentro y por fuera, retrasando su maduración al romper la molécula de etileno por oxidación.
Las piezas quedan desinfectadas y ganan en apariencia externa, conservando o recuperando sus propiedades organolépticas (textura, color, sabor, aroma…) con altos márgenes de calidad. Igualmente, puede mejorarse su conservación mediante la ozonización del agua de lavado, un método utilizado para la desinfección de alimentos.
La dosis de ozono que hemos de aplicar en los alimentos depende de las condiciones de temperatura y humedad, así como del tipo de fruta de que se trate. La ozonización de las manzanas, de los melocotones o de frutas de pequeño tamaño (uvas, ciruelas, albaricoques, fresas…) en cámaras frigoríficas, por ejemplo, impide la aparición de mohos y honogs, así como la pérdida de tamaño, preservándose su aroma original gracias a la acción desodorante que elimina las emanaciones gaseosas.
Las naranjas son una fruta normalmente conservada con el uso del ozono, que precisa un alto nivel de humedad para no resecar su piel.Y también las peras superan con éxito largos almacenamientos en atmósferas controladas con ozono.
Por contra, el plátano, que se beneficia de la tecnología del ozono en su transporte, sin embargo ha de hacer un paréntesis durante su proceso de maduración, ya que el ozono lo mantendría verde durante un tiempo excesivo. En todos los casos, el ozono supera los estándares de higiene de alimentos en materia de seguridad agroalimentaria.
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