La importancia del lavado de frutas con ozono para prevenir intoxicaciones alimentarias va más allá de la simple recomendación. En realidad, hacerlo es una exigencia de seguridad alimentaria obligatoria en entornos profesionales del sector Horeca como restaurantes, bares o comedores.
Por suerte, el ozono se revela como una solución redonda.
El ozono es el perfecto aliado para la desinfección de alimentos y seguridad alimentaria en general, el lavado de frutas con agua ozonizada acaba con el problema de un modo sencillo, eficaz y totalmente seguro.
Como es sabido, las frutas causan intoxicaciones alimentarias a menudo. Al igual que ocurre con otros alimentos que contienen microorganismos tóxicos como la Salmonella o la Escherichia Coli o el Clostridium botulinum, las intoxicación se produce por la ingesta del producto contaminado.
Se da la circunstancia de que las frutas son de fácil y rápida limpieza con agua ozonizada, pues el ozono es un gas natural cuyo poder de oxidación sustituye los químicos como la lejía para el lavado por inmersión, sin necesidad de utilizar ningún otro producto.
Un simple lavado con agua ozonizada garantiza la eliminación de contaminantes de origen biológico como los mencionados, al tiempo que acaba con restos de plaguicidas o fitosanitarios adheridos a la superficie de las frutas.
El ozono mejora la conservación de las frutas
Del mismo modo, el ozono mejora la conservación de las frutas y alimentos en general mediante una ozonización ambiental en frigoríficos, zonas de almacenaje, prolongando su frescura gracias al control de la polución ambiental y del etileno, cuya presencia acelera su putrefacción.
Otros puntos de control son la higiene de cuchillos y cubierto en general utilizado para su preparación y consumo, perfectamente higienizables también mediante ozono u otros métodos de esterilización como los UV.
Conviene extremar las precauciones con todos los alimentos frescos, pues estos microorganismos es más fácil encontrarlos en ellos, sobre todo si están expuestos a contaminaciones cruzadas o están a temperatura ambiente y se ha roto la cadena del frío.
Por lo tanto, prevenir intoxicaciones alimentarias con el lavado de frutas puede resultar insuficiente si no se mantiene un control del resto de los alimentos y del entorno en el que se trabaja.
Particularmente, la contaminación de las frutas puede producirse desde su cultivo (pesticidas, riego con aguas contaminadas, entran en contacto con insectos u otros animales) y recolección hasta el momento del consumo.
En el caso de los establecimientos profesionales o industrias alimentarias, la cadena de suministro finaliza en el usuario final, por lo que una buena conservación o manipulación es esencial para evitar intoxicaciones. Afortunadamente, las soluciones con ozono resultan idóneas en todos los sentidos.