Desodorizar atmósferas y superficies de toda clase (baños, restaurantes, hoteles, oficinas, hospitales) es el objetivo que el ozono consigue realizar con grandes resultados, respondiendo con gran eficacia a las distintas exigencias industriales.
Ya sea mediante lavado con agua ozonizada o con un tratamiento de ozono inyectado en aire, la eficacia en la eliminación de olores se produce de forma simultánea a una desinfección profunda gracias al proceso denominado ozonólisis, caracterizado por una actuación rápida e inocua.
Eliminar malos olores con ozono, un método eficaz
Por otra parte, el lavado también ayuda al mantenimiento y creación de ambientes limpios, sin olores de ningún tipo, en especial cuando se higienizan objetos o superficies que emiten olores a consecuencia de su composición (productos nuevos, plásticos, pinturas, limpiadores, barnices, tejidos artificiales o materiales de construcción que emiten sustancias tóxicas) o a causa de una maduración, como es el caso de productos frescos como vegetales, carne o pescado, pongamos por caso.
Lógicamente, el uso del ozono evita tener que recurrir a ambientadores o a otros sistemas artificiales de eliminación de olores. En realidad, la ozonólisis desinfecta y desodoriza de forma simultánea, por lo que la ausencia de malos olores es muy eficaz y no precisa de ningún artificio para su logro.
El uso industrial del ozono para evitar olores encuentra en el almacenaje un objetivo muy común, sobre todo cuando se trata de almacenar alimentos que pueden producir mezclas de olores desastrosas para la calidad del producto.
Otro de los fines más habituales en el área industrial es la eliminación de olores del agua con un sinfín de fines, como su reutilización, su purificación para el uso alimentario o científico, pongamos por caso, e incluso para su retorno a la naturaleza en forma de vertido.
La actividad del ozono en las atmósferas consigue una pureza ambiental integral, fresca y saludable, que se completa con garantías de salubridad con el lavado de superficies o productos, simplemente. Además, su uso mejora las condiciones de trabajo del personal, así como la seguridad y calidad final de los productos fabricados, en especial si son materias primas frescas.
En todos los casos, los tratamientos de ozono en agua o aire se realizan de forma automatizada, bajo un control profesional que garantice los resultados exactos que se esperan. Por lo demás, se trata de un sistema rápido, asequible y, tras una pequeña inversión en la adquisición del equipo, también se consigue una alta rentabilidad a corto plazo.
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