Asegurar un desarrollo sostenible pasa, ineludiblemente, por un menor gasto de energía y también de agua en todo el planeta. Pero reducir nuestra huella hídrica no sólo consiste en cerrar el grifo, sino también en contaminarla menos y la reutilización de aguas. En esta última tarea, el ozono se revela como una solución redonda que consigue purificarla y transformar las aguas residuales en aguas puras, inofensivas para la salud humana y para el medioambiente.
Sabemos que el agua potable es un recurso natural renovable pero escaso, imprescindible para la vida y también para el desarrollo económico. Precisamente, su capacidad para reciclarse depende de las tecnologías utilizadas actualmente para su tratamiento que permita su reutilización.
Tratamiento de aguas con ozono
El tratamiento recibido por las aguas residuales y la naturaleza de éstas determinarán la pureza final que alcance el agua reciclada para distintos usos: desde albergar vida de nuevo en lechos acuíferos, volver a utilizarse en industrias, en riegos agrícolas o, incluso, en el mismo abastecimiento de aguas potables, es decir, aptas para el consumo humano.
Por lo tanto, el reciclaje de las aguas residuales puede colaborar tremendamente en el aprovechamiento de recursos hídricos de toda índole, destacando la tecnología del ozono por su capacidad para esterilizar el agua sin restarle calidad microbiológica. A diferencia del cloro, no deja residuos de ningún tipo en el agua, por lo que su uso promueve un uso saludable y sostenible de un recurso de primer orden.
Considerando el gasto energético que supone todo tratamiento de las aguas grises procedentes de áreas urbanas o industriales, sería conveniente el logro de la mayor eficiencia posible durante el mismo. Sin duda, ésta es la asignatura pendiente en muchos de los procesos, tanto a nivel domiciliario o profesional como en las grandes plantas depuradoras.
En esta tarea en pos de la eficiencia el objetivo es conseguir la mejor relación costo por m3 de agua tratada y el tratamiento separado de aguas grises y negras. En ambos casos, el ozono para agua aporta buena parte de la solución. Entre otras ventajas, su uso funciona de modo automatizado en muchos de los casos, facilitando el reciclaje. También acelera el proceso, sobre todo en combinación con otros métodos, como la luz ultravioleta (osmosis inversa).
Igualmente, la concienciación sobre una cultura de consumo ecológica y racional de los productos químicos a nivel doméstico y empresarial también facilita los tratamientos. Aún así, ni el reciclaje hídrico ni los tratamientos del agua ni los purificadores para agua son la panacea contra la escasez, pero sí una pieza fundamental si se realizan dentro de sistemas de gestión ecológicos. Como resultado, obtendremos un planeta más habitable para vegetales, animales y personas.
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